viernes, 23 de enero de 2015

EL HOMBRE ESTA COMPUESTO DE ESENCIA Y DE PERSONALIDAD

EL HOMBRE ESTÁ COMPUESTO DE ESENCIA Y DE PERSONALIDAD
Por: Maurice Nicoll

Reseñaremos brevemente lo que ahora comprendemos acerca de la esencia y la personalidad en esta etapa de nuestro estudio del trabajo.

Primero se enseñó que el hombre está compuesto de dos partes distintas llamadas esencia y personalidad.

Es, para así decirlo, el primer gran misterio acerca del hombre (el segundo es el de estar dormido).

Luego decimos que el hombre nace siendo solo esencia y no tiene personalidad.

En esta condición es inofensivo como todas las cosas muy jóvenes.

La tercera es que la esencia solo crece un poco y es rodeada por la personalidad.

Luego, la esencia y la personalidad no están bajo el mismo número de leyes.

La esencia que se manifiesta en el niño recién nacido está bajo 24 órdenes de leyes y la personalidad que se manifiesta en el niño que está creciendo, está bajo 48 órdenes de leyes.

El hombre, por consiguiente, tiene la posibilidad de dos vidas, una perteneciente a la esencia y la otra a la personalidad.

La quinta cosa es que la personalidad se vuelve activa y, en consecuencia, la esencia se vuelve pasiva.

La personalidad y su vida dominan la esencia que permanece sin desarrollarse.

La sexta cosa es que el objeto del trabajo consiste en invertir este estado en el hombre y hacer que la esencia llegue a ser activa y la personalidad pasiva.

Cuando se ha alcanzado este estado, la vida de la esencia domina la vida de la personalidad.

El hombre es entonces, desde el punto de vista del trabajo, un hombre desarrollado o completo, lo cual lo distingue del hombre subdesarrollado o incompleto.

La séptima cosa es que la vida y el mundo actúan como fuerza neutralizante o tercera fuerza para mantener a la personalidad activa y la esencia pasiva.

Solo cuando el trabajo llega a ser una fuerza neutralizante tiene lugar la inversión y la esencia se vuelve activa y la personalidad pasiva.

Contentémonos al presente con estos siete puntos de enseñanza específicamente dados por el trabajo en lo que respecta a la personalidad y la esencia, y prosigamos comentando.

Para empezar me ocuparé de las dos triadas mayores que son posibles en el hombre y que acabo de mencionar.

Supongamos a un hombre que posee en él la triada hecha por la personalidad como fuerza activa o primera fuerza, la esencia como fuerza pasiva o segunda fuerza, y la vida como fuerza neutralizante o tercera fuerza.

Esta es la gran configuración.

O, para decirlo de otro modo, esto determina su relación con la vida.

Esta configuración o relación es necesaria e inevitable en el país llamado hombre civilizado de occidente.

Nos sucede a todos nosotros.

Supongamos ahora la existencia de un hombre en quien la triada mayor está compuesta por la esencia como fuerza activa o primera fuerza, la personalidad como fuerza pasiva o segunda fuerza, y el trabajo como fuerza neutralizante o tercera fuerza.

Tal configuración o relación no es necesaria para que un hombre ande por la vida y por cierto no es inevitable.

No sucede.

No es llevada a cabo mecánicamente.

Para lograrla son necesarias al menos dos cosas.

La primera es encontrar una enseñanza designada precisamente para llevamos a ese estado en el cual existe una fuerza neutralizante.

La segunda es vivir esta enseñanza en uno mismo y así hacer todo lo que enseña.

Tal enseñanza esta en contra de la vida: porque la vida ha producido la primera triada y no puede producir la segunda triada.

Es por eso por lo cual se dice que el trabajo, no la vida, debe convertirse en fuerza neutralizante o tercera fuerza para que tenga lugar la configuración de la segunda triada.

Observemos que es inútil tratar meramente de cambiar la propia vida tomando una nueva profesión o tocando el clavicordio o viviendo en otro país.

Todo esto es vida.

Esto se descubre mejor a medida que uno despierta.

Impide los esfuerzos equivocados o inútiles para evitar un verdadero esfuerzo.

El sabor interior, en suma, se desarrolla.

Nuevamente, es inútil renunciar meramente a salir, o a concurrir a teatros, o a leer novelas, o a tocar el clavicordio, y así sucesivamente.

No —lo que es importante es hacer lo que se hizo de manera distinta interiormente—, por ejemplo, observar a qué se asemeja uno sin identificarse como antes se hacia, sin hacer continuamente cargos contra los otros o volverse negativo o sentirse lleno de resentimiento.

Con el tiempo el trabajo interior llega a cambiar la triada-Vida.

Ahora bien, muchas veces las gentes se refieren volublemente al trabajo diciendo que es una nueva fuerza neutralizante, sin darse cuenta de lo que ello significa.

Ven el trabajo escrito en el pizarrón y menean la cabeza.

Ese diagrama lo habían visto antes.

Consideremos cuál puede ser su significado y empecemos por considerar lo que no significa.

Si un hombre o una mujer sigue viviendo, hablando, sintiendo, actuando y comportándose como siempre lo hizo, aunque se le imparta la enseñanza del trabajo, la vida sigue siendo la fuerza neutralizante y no el trabajo.

En realidad no lo valoran y así no obedecen al trabajo.

Valoran y obedecen a la vida.

Nada hay de reprensible en esto.

¿Por qué no lo harán?

¿Por qué despojarse de la ropa que cree cómoda, a cambio de una vaga promesa que se les dará nueva ropa que les sentará mejor?

Es cierto que, al permanecer apoyados en el amor de si, que es una característica necesaria de la triada de vida, y por lo tanto siempre proclives a resentirse por todo y por todos, experimentan a menudo tristeza o ira o infelicidad.

Pero no perciben que esto es así porque llevan sin saberlo un cruel cilicio debajo de sus vestiduras superficiales.

No pueden percibirlo porque no valoran la observación de si y el cambio.

Todos los gigantes familiares de vida que surgen del amor de si, los gigantes de orgullo, de vanidad y de envidia, con sus innumerables sirvientes, los gigantes de los celos y de poder y de codicia y de odio que mantienen la vida humana tal como es, lo impedirán.

Tal es el poder de la primera triada o triada-Vida.

Es algo que nosotros, dormidos en el aparentemente suave capullo del amor de si, solo empezamos a ver cuando nos movemos y comenzamos a despertar y a emerger de la ilusión de ser libres, conscientes y capaces de decisión.

Les aconsejo que siempre observen en ustedes mismos el amor de si y se den cuenta de lo que les hace, sin sutilezas ni crudeza.

Estamos acribillados de sus malas pasiones.

Que nadie me diga que está libre de ellas o que no las conoce.

Esta es la voz del amor de si que esta hablando.

Pero dejemos esta cuestión y digamos unas palabras acerca de lo que significa el trabajo como tercera fuerza y por qué existe la enseñanza esotérica o interior, tal como la educación de vida, en vista de las dos partes distintas y discontinuas del hombre —a saber, la personalidad y la esencia—.

La personalidad es desarrollada por la vida y tiene que ser así.

Pero la vida no desarrolla la esencia.

¿Por qué no?

Es esto sobre lo cuál hay que enfocar la atención.

¿Por qué la vida no habría de llevar la esencia a su pleno desarrollo?

¿Cómo ocurre que un hombre en quien la vida ha desarrollado una plena personalidad no puede proceder fácilmente a desarrollar plenamente su esencia?

De seguro, si la vida pudo lograr lo primero, ¿no podrá lograr lo segundo con igual, facilidad?

En absoluto: la vida no puede lograrlo.

La vida puede suministrar el alimento para el desarrollo de la personalidad pero no el alimento necesario para el desarrollo de la esencia.

El secreto finca en que la personalidad y la esencia necesitan diferentes alimentos para su respectivo desarrollo.

Necesitan diferentes clases de verdad.

Por ejemplo, la educación de la personalidad progresa por el conocimiento de las verdades de la ciencia, pero la de la esencia no.

El conocimiento, digamos, de los mercados mundiales y de la situación política desarrolla la personalidad, pero la esencia no se desarrolla por conocer verdades de esa clase.

La esencia, antes de manifestarse en un cuerpo humano, el cual deriva de sus padres en la tierra, proviene de un nivel mucho más elevado que el mundo planetario que está bajo 24 órdenes de leyes.

Se dice que proviene "de las estrellas".

Nuestro sol es una estrella en nuestra galaxia llamada la vía láctea.

Que se diga que proviene del nivel del sol o de las afueras del sistema solar no importa por el momento.

Lo interesante es que tiene un origen muy elevado, en la escala vertical.

Por comparación, la personalidad tiene un origen muy bajo, sean cuales fueren en el pasado nuestros ancestros situados en el tiempo horizontal.

Ahora bien, la esencia deja de crecer porque no obtiene de la vida un alimento apropiado que le permita crecer.

Pero si un hombre, imbuido de un conocimiento de este trabajo (cuyo origen deriva del círculo consciente de la humanidad, que en los Evangelios se llama el Reino de los Cielos) empapa continuamente su mente con sus verdades y las piensa y las repiensa y percibe su profundidad y las reconoce y las aplica a sus estados interiores, entonces la esencia empezará a crecer.

Le está dando el alimento apropiado que el negocio de la vida no le suministra.

Sus energías cesarán de fluir hacia lo bajo y a sus reacciones personales y empezaran a fluir hacia lo alto, como el mítico Jordán, a otro nivel, donde esta la Esencia.

Porque la esencia y la personalidad están en diferentes niveles.

Nosotros lo estamos también.

Uno de esos niveles está bajo menos leyes que el otro.

Esto significa que está en un nivel más alto.

Sólo la clase de verdad que el trabajo enseña desarrolla la esencia.

Si un hombre lo ama, eventualmente lo va a querer, y si lo quiere lo hace.

Es este querer de la verdad del trabajo lo que forma la nueva voluntad en el hombre —acerca de la cual hemos hablado recientemente—.

Es este querer hacer la verdad del trabajo lo que desarrolla la esencia.

Este es el alimento apropiado, el cual ha bajado para ser recibido.

La Esencia es inmortal.

Cuando el cuerpo de carne y sangre se deja a un lado retorna al lugar del cual vino, llevando lo que había recibido.

Este querer del trabajo no deriva de la voluntad de si, la cual proviene del amor de si.

La voluntad de la personalidad ocupa el segundo lugar respecto a esta voluntad.

La voluntad de la personalidad exterior obedece a la voluntad de la esencia interior.

Se contenta con decir: "Hágase tu voluntad pero no la mía."

Habiendo hecho la personalidad pasiva mediante una desarrollada esencia que se ha vuelto activa, por el poder que se logra haciendo la verdad del trabajo, el cual es más fuerte que la vida, el hombre ha alcanzado ahora el fin secreto y el significado oculto de su creación.

Dejando de ser el medio-hombre que la vida había hecho es ahora un hombre completo.

Maurice Nicoll





lunes, 19 de enero de 2015

INQUIETUDES

GNOSIS
INQUIETUDES
POR: SAMAEL AUN WEOR

No hay duda que entre el pensar y el sentir existe una gran diferencia, esto es incontrovertible.

Existe una gran frialdad entre las gentes, es el frío de lo que no tiene importancia, de lo superficial.

Creen las multitudes que importante es lo que no es importante, suponen que la última moda, o el coche último modelo, o la cuestión esta del salario fundamental es lo único serio.

Llaman serio la crónica del día, la aventura amorosa, la vida sedentaria, la copa de licor, la carrera de caballos, la carrera de automóviles, la corrida de toros, el chismorreo, la calumnia, etc.

Obviamente, cuando el hombre del día o la mujer del salón de belleza escuchan algo sobre esoterismo, como quiera que esto no está en sus planes, ni en sus tertulias, ni en sus placeres sexuales, responden con un no sé qué de frialdad espantosa, o sencillamente retuercen la boca, levantan los hombros, y se retiran con indiferencia.

Esa apatía psicológica, esa frialdad que espanta, tiene dos basamentos; primero la ignorancia más tremenda, segundo la ausencia más absoluta de inquietudes espirituales.

Falta un contacto, un choque eléctrico, nadie lo dio en la tienda, tampoco entre lo que se creía serio, ni mucho menos en los placeres de la cama.

Si alguien fuera capaz de darle al frío imbécil o a la superficial mujercita el toque eléctrico del momento, el chispazo del corazón, alguna reminiscencia extraña, un no sé qué demasiado íntimo, tal vez entonces todo sería distinto.

Mas algo desplaza a la vocecilla secreta, a la primera corazonada, al anhelo íntimo; posiblemente una tontería, el hermoso sombrero de alguna vitrina o aparador, el dulce exquisito de un restaurante, el encuentro de un amigo que más tarde no tiene para nosotros ninguna importancia, etc.

Tonterías, necedades que no siendo transcendentales, sí tienen fuerza en un instante dado como para apagar la primera inquietud espiritual, el íntimo anhelo, la insignificante chispa de luz, la corazonada que sin saber por qué nos inquietó por un momento.

Si esos que hoy son cadáveres vivientes, fríos noctámbulos del club o sencillamente vendedores de paraguas en el almacén de la calle real, no hubieran sofocado la primera inquietud íntima, serían en este momento luminarias del espíritu, adeptos de la luz, hombres auténticos en el sentido más completo de la palabra.

El chispazo, la corazonada, un suspiro misterioso, un no sé qué, fue sentido alguna vez por el carnicero de la esquina, por el engrasador de calzado o por el doctor de primera magnitud, ms todo fue en vano, las necedades de la personalidad siempre apagan el primer chispazo de la luz; después prosigue el frío de la más espantosa indiferencia.

Incuestionablemente a las gentes se las traga la luna tarde o temprano; esta verdad resulta incontrovertible.

No hay nadie que en la vida no haya sentido alguna vez una corazonada, una extraña inquietud, desgraciadamente cualquier cosa de la personalidad, por tonta que esta sea, es suficiente como para reducir a polvareda cósmica eso que en el silencio de la noche nos conmovió por un momento.

La luna gana siempre estas batallas, ella se alimenta, se nutre precisamente con nuestras propias debilidades.

La luna es terriblemente mecanicista; el humanoide lunar, desprovisto por completo de toda inquietud solar, es incoherente y se mueve en el mundo de sus sueños.

Si alguien hiciera lo que nadie hace, esto es, avivar la íntima inquietud surgida tal vez en el misterio de alguna noche, no hay duda de que a la larga se asimilaría la inteligencia solar y se convertiría por tal motivo en hombre solar.

Eso es, precisamente, lo que el Sol quiere, pero a estas sombras lunares tan frías, apáticas e indiferentes, siempre se las traga la Luna; después viene la igualación de la muerte.

La muerte iguala todo. Cualquier cadáver viviente desprovisto de inquietudes solares, degenera terriblemente en forma progresiva hasta que la Luna lo devora.

El Sol quiere crear hombres, está haciendo ese ensayo en el laboratorio de la naturaleza; desgraciadamente, tal experimento no le ha dado muy buenos resultados, la Luna se traga la gente.

Sin embargo, esto que estamos diciendo no le interesa a nadie, mucho menos a los ignorantes ilustrados; ellos se sienten la mamá de los pollitos o el papá de Tarzán.

El Sol ha depositado dentro de las glándulas sexuales del animal intelectual equivocadamente llamado hombre, ciertos gérmenes solares que convenientemente desarrollados podrían transformarnos en hombres auténticos.

Empero el experimento solar resulta espantosamente difícil debido precisamente al frío lunar.

Las gentes no quieren cooperar con el Sol y por tal motivo a la larga los gérmenes solares involucionan, degeneran y se pierden lamentablemente.

La clavícula maestra de la obra del Sol está en la disolución de los elementos indeseables que llevamos dentro.

Cuando una raza humana pierde todo interés por las ideas solares, el Sol la destruye porque no le sirve ya para su experimento.

Como quiera que esta raza actual se ha vuelto insoportablemente lunar, terriblemente superficial y mecanicista, ya no sirve para el experimento solar, motivo más que suficiente por el cual será destruida.

Para que haya inquietud espiritual continua se requiere pasar el centro magnético de gravedad a la esencia, a la conciencia.

Desafortunadamente las gentes tienen el centro magnético de gravedad en la personalidad, en el café, en la cantina, en los negocios del banco, en la casa de citas o en la plaza de mercado, etc.

Obviamente, todas éstas son las cosas de la personalidad y el centro magnético de la misma atrae a todas estas cosas; esto es incontrovertible y cualquier persona que tenga sentido común puede verificarlo por sí misma y en forma directa.

Desgraciadamente, al leer todo esto, los bribones del intelecto, acostumbrados a discutir demasiado o a callar con un orgullo insoportable, prefieren tirar el libro con desdén y leer el periódico.

Unos cuantos sorbos de buen café y la crónica del día resultan magnífico alimento para los mamíferos racionales.

Sin embargo, ellos se sienten muy serios; indubitablemente sus propias sabihondeces los tienen alucinados, y estas cosas de tipo solar escritas en este libro insolente les molestan demasiado. No hay duda de que los ojos bohemios de los homúnculos de la razón no se atreverían a continuar con el estudio de esta obra.

samael aun weor



LA ESENCIA

GNOSIS

LA ESENCIA

POR: SAMAEL AUN WEOR

Lo que hace bello y adorable a todo niño recién nacido es su Esencia; ésta constituye en sí misma su verdadera realidad...

El normal crecimiento de la Esencia en toda criatura, ciertamente es muy residual, incipiente...

El cuerpo humano crece y se desarrolla de acuerdo con las leyes biológicas de la especie, sin embargo tales posibilidades resultan por sí mismas muy limitadas para la Esencia...

Incuestionablemente la Esencia sólo puede crecer por sí misma sin ayuda, en pequeñísimo grado...

Hablando francamente y sin ambages diremos que el crecimiento espontáneo y natural de la Esencia, sólo es posible durante los primeros tres, cuatro y cinco años de edad, es decir, en la primera etapa de la vida...

La gente piensa que el crecimiento y desarrollo de la Esencia se realiza siempre en forma continua, de acuerdo con la mecánica de la evolución, más el Gnosticismo Universal enseña claramente que esto no ocurre así...

Con el fin de que la Esencia crezca más, algo muy especial debe suceder, algo nuevo hay que realizar.

Quiero referirme en forma enfática al trabajo sobre sí mismo. El desarrollo de la Esencia únicamente es posible a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios...

Es necesario comprender que estos trabajos no se refieren a cuestiones de profesión, bancos, carpintería, albañilería, arreglo de líneas férreas o asuntos de oficina...

Este trabajo es para toda persona que ha desarrollado la personalidad; se trata de algo Psicológico...

Todos nosotros sabemos que tenemos dentro de sí mismos eso que se llama EGO, YO, MI MISMO, SÍ MISMO...

Desgraciadamente la Esencia se encuentra embotellada, enfrascada, entre el EGO y esto es lamentable.

Disolver el YO Psicológico, desintegrar sus elementos indeseables, es urgente, inaplazable, impostergable... así es el sentido del trabajo sobre sí mismo.

Nunca podríamos libertar la Esencia sin desintegrar previamente el YO Psicológico...

En la Esencia está la Religión, el BUDDHA, la Sabiduría, las partículas de dolor de nuestro Padre que esta en los Cielos y todos los datos que necesitamos para la AUTO-REALIZACIÓN INTIMA DEL SER.

Nadie podría aniquilar el YO Psicológico sin eliminar previamente los elementos inhumanos que llevamos dentro...

Necesitamos reducir a cenizas la crueldad monstruosa de estos tiempos: la envidia que desgraciadamente ha venido a convertirse en el resorte secreto de la acción; la codicia insoportable que ha vuelto la vida tan amarga; la asqueante maledicencia; la calumnia que tantas tragedias origina; las borracheras; la inmunda lujuria que huele tan feo; etc., etc., etc.
A medida que todas esas abominaciones se van reduciendo a polvareda cósmica, la Esencia además de emanciparse, crecerá y se desarrollará armoniosamente...

Incuestionablemente cuando el YO Psicológico ha muerto, resplandece en nosotros la Esencia...

La Esencia libre nos confiere belleza intima; de tal belleza emanan la felicidad perfecta y el verdadero Amor...

La Esencia posee múltiples sentidos de perfección y extraordinarios poderes naturales...

Cuando "Morimos en Sí Mismos", cuando disolvemos el YO Psicológico, gozamos de los preciosos sentidos y poderes de la Esencia...

samael aun weor